Me hace especial ilusión comenzar este blog y poder dirigirme a ti de tu a tu, quiero presentarme, soy Lídia López profesional de la peluquería canina desde 1998. Quiero explicarte parte de mi trayectoria y enseñarte el camino que me ha llevado hasta aquí. Durante 20 años me dedicado a absorber toda la información que había a mi alcance y es que mi aprendizaje ha sido absolutamente autodidacta.
Mi primera experiencia con 16 años fue la que marco mi futuro sin yo saberlo, ahora vivo de la peluquería canina y puedo enseñar todo lo que se a mis alumnos.
Empezar una profesión y dedicarte a ella requiere horas de esfuerzo y mucho trabajo, pero lo mas importante es tener ilusión y ganas de mejorar constantemente.
Como te decía con 16 añitos lave mi primer perro, resulta que el peluquero canino que trabajaba en la tienda donde yo estaba de dependienta necesitaba ayuda, tenia como 4 o 5 perros dentro de la peluquería, recuerdo que era un cocker ingles monisimo, yo en aquel entonces no tenia ni idea de razas ni de que cortar el pelo ni nada de nada, justo tuve que dejar el instituto por rebelde y mis padres me obligaron a trabajar, «o estudias o trabajas» eso fue lo que me dijeron y es que resulta que en una tienda en Barcelona enormeeeee necesitaban una dependienta, así que empecé como dependienta. Aquel día fue el primero de muchos como ayudante del súper peluquero y es que para mi aquel hombre era un alucine!!!, ver como manejaba a los perros, como cogía las tijeras como agarraba a los perros. GUAUUU!! absolutamente quede flipada con su destreza y su energía absolutamente contagiosa. Sin quererlo me convertí en su joven ayudante y lo mejor de todo es que estaba encantada!.
Aquella etapa como ayudante fue evolucionando, me llamaron de una famosa tienda de reptiles en Argentona, necesitaban con urgencia una chica «para todo» jajajaja y os digo que para todo porque realmente era para todo. Allí si que aprendí, aprendí a manipular reptiles, insectos como alimento vivo, gestionar pedidos a proveedores, me convertí en la mano derecha del dueño y me di cuenta que llevar un negocio también me gustaba.
En aquella tienda también había una peluquera y como no, en cuanto tenia un momento me iba pitando a verla por si podía ayudarla o aprender cositas. Un día aquella peluquera se nos fue y el plan B de mi jefe fui yo. Valiente acepte el reto, y me puse manos a la obra, sinceramente fue un poco desastre los primeros días, sabia lavar perros pero aun no habia tocado una maquina ni unas tijeras, solo había visto trabajar al peluquero de Barcelona, soñaba por la noches con los perros que tenia al día siguiente y estudiaba que corte llevaban, por aquellos entonces no habían vídeos en youtube ni acceso a información como ahora. Así que me puse en serio y me apunte a todos los seminarios que pude y me adentre mas en profundidad en el mundo de la peluquería canina.
Con mucho tiempo y disponibilidad y mi vida volcada 100% a la peluquería canina empecé a evolucionar y a curiosear en el mundo de las exposiciones y los campeonatos de peluquería participando activamente y viajando por toda España, incrementando favorablemente mas conocimientos sobre este mundo fascinante e incluso ganando algún campeonato como el de castellagroom en el 2008. Me encantaba este mundo, era una pasada, mi familia me ayudaba en todo lo que podía y me animaba siempre a conseguir mis objetivos, tener el apoyo de los mas cercanos siempre fue un gran consuelo pero no siempre en esta profesión todo son éxitos, también llegaba a casa a esconderme debajo de los brazos de mis padres llorando. La presión de los jueces, los nervios y la horas de trabajo no siempre tenían un buen resultado. Pero eso también formaba parte de mi adiestramiento.
Sobre el 2009 comencé a colaborar con veterinarios para aumentar los servicios de sus centros y digo colaborar porque yo era mi propia jefa y es que resulta que en esta profesión ser madre soltera y trabajar por cuenta ajena no vi que fuera compatible. Necesitaba aumentar mis ingresos y a la vez minimizar mis horas de trabajo, mi prioridad ya no eran los campeonatos ni las exposiciones, era mi bebe y poder vivir de mi trabajo. La cosa se había puesto seria yo ya no era una niña y ahora se trataba de vivir de los perros.
Mi bebe fue creciendo y mi tiempo también fue quedando libre así que lo invertí en colaborar con mas centros.
Me dedique plenamente a ofrecer servicio de peluquería canina a centros veterinarios, fui aumentando los centros hasta que me vi sobrepasada por la faena y se me ocurrió contratar a una ayudante. Aquí es donde empezó otra etapa que sin querer y sin darme cuenta me convertí en formadora y empresaria.
Enseñar a otras chicas a ser mis ayudantes y ver los resultados fue lo que me motivo para dedicarme a la formación y es que resulta que mi forma de ver la peluquería y transmitirla a otras personas se me da requetebien, empatizo con el alumno y le explico de una forma fácil como veo yo los pasos para realizar la peluquería. Poco a poco fui creando un método de orden metódico en mis explicaciones y a esto sumado que lo explico todo con cariño y con ilusión y el resultado es increible.